Comienza
un año en el que la inteligencia artificial, los vehículos autónomos y
las ciudades inteligentes y sostenibles marcarán tendencia.
Evolución
no es sinónimo de tecnología pero siempre suelen ir de la mano. Y como
ha empezado un nuevo año, toca pensar en lo que nos depararán los próximos 365 días en cuestiones tecnológicas.
Para ello tenemos en cuenta las tendencias que están marcando los
últimos tiempos y, cómo no, lo que los expertos cuentan como si de
profetas se tratara. ¿Acertarán? ¿Acertaremos? Lo más probable es que
sí, pues no nos adelantaremos demasiado en el tiempo. A fin de cuentas,
ya estamos inmersos en 2018.
Inteligencia artificial e Internet de las Cosas
Englobamos ambos conceptos porque 2018 irá de comunicarnos con lo que nos rodea, es decir, Internet de las cosas en su esplendor, pero esta experiencia se multiplicará gracias a la Inteligencia Artificial, cuya evolución hemos ido siguiendo en otros artículos que mostraban cómo se está avanzando en este campo.
Lo más común será la proliferación de chatbots capaces de conversar con nosotros y ayudarnos, pero también existirá un crecimiento imparabale de todo lo relacionado con el “machine learning”.
¿Qué significa esto? Pues que los investigadores seguirán avanzando en
la creación de algoritmos capaces de aprender a partir de la experiencia
y no solamente de la programación. De hecho, poco a poco este tipo de
IA será común en los asistentes personales y quizás dejemos de
interactuar con una pantalla cuando necesitemos saber algo y pasemos a
charlar con un robot.
En este segundo apartado hablamos de que la imagen quiere rebasar todos los límites que impone una pantalla. Por un lado, la realidad aumentada verá la llegada de nuevas gafas capaces de hacer más real la “colocación” de elementos sobre un fondo fotográfico.
Los
avances también se multiplicarán en la fotografía más convencional. El
crecimiento exponencial de redes sociales en las que prima la fotografía
(y el vídeo) ha llevado a las compañías a investigar sobre cómo mejorar
la experiencia del usuario (especialmente ahora que todo el mundo casi
se considera fotógrafo amateur). Un buen ejemplo es que un gigante como Google ha lanzado aplicaciones que mejoran el tratamiento de imágenes. De hecho, el smartphone Pixel 2 es capaz de detectar el contorno de una persona y desenfocar todo lo demás. Y eso no es todo, según compañías como Ericsson, muy pronto, gracias a la realidad virtual, se podrá visitar cada foto en 3D.
Vehículos autónomos
Sobre
coches autónomos (y mucho más respetuosos con el medio ambiente) y
otros vehículos similares también os hemos contado unas cuantas cosas.
Desde las pruebas satisfactorias de Waymo hasta los lanzamientos de Tesla,
los coches que conducen solos han dejado de ser una noticia curiosa que
veíamos en el telediario a una realidad que quizás en 2018 se empiece a
consolidar.
Y
aunque aún hay mucho por recorrer tanto en aspectos legales como
tecnológicos, parece que la tendencia no parará hasta hacer realidad un
transporte en vehículo motorizado completamente autónomo. El futuro pasa
porque montemos en coches que nos lleven y no tengamos que preocuparnos
por conducir.
Una nueva conquista del cielo
Quizás
suene alejado en el tiempo eso de conquistar los cielos, ya que hace
más de dos siglos que el ser humano comenzó a volar (con cierta
“seguridad”). Pero nos referimos al cielo más cercano, a ese que
sobrevolarán cada vez más drones. Y no solo lo harán para funciones
lúdicas o de vigilancia, sino que se emplearán drones para todo tipo de trabajos
(desde inspección de lugares remotos, hasta reparto de mercancía o
incluso extinción de incendios). Poco a poco será común ver pequeños
objetos voladores sobre nuestras cabezas. De hecho, cuando la
legislación se ponga al día, el crecimiento de estos pequeños aparatos
puede ser sustancial.
Entorno inteligente
Y para concluir, la quinta de las tendencias se centra en la búsqueda de entornos inteligentes y sostenibles en los que habitar: desde el hogar hasta la ciudad.
La construcción deberá poner foco en la creación de casas en las que prime el respeto por el medioambiente
y la utilización de energías sostenibles. Esto llevará a la formación y
remodelación de ciudades mejor adaptadas al ser humano (y no al revés).
El concepto de smart city
debe crecer aún más tanto a nivel arquitectónico, como energético y de
movilidad. Y es que un futuro como el que nos espera, en el que las
personas vivirán esencialmente en ciudades, debe pasar por crear urbes
“inteligentes”, capaces de proporcionar un entorno que facilite la
existencia.
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